Hace 150 años, un día como hoy, se firmó
el Tratado de Coche, acuerdo mediante el cual finalizó de manera
formal, después de cinco años de combates fratricidas, la Guerra
Federal.
En
la hacienda Coche, próxima a Caracas, Pedro José Rojas, secretario
general del entonces jefe supremo de la República, José Antonio Páez, y
Antonio Guzmán Blanco, secretario general del presidente provisional de
la Federación, Juan Crisóstomo Falcón, se reunieron
aquel día para establecer un convenio que, tras las objeciones de
algunos jefes federales, ellos mismos confirmarían, después de
modificado, el día 25 de mayo de 1863.
El gobierno de Páez se vio
en la necesidad de aceptar un diálogo con los líderes de la Federación,
dada la caótica situación política y económica en que se hallaba sumida
Venezuela desde 1862. Los principales líderes del partido conservador,
entre quienes figuraban Manuel Felipe de Tovar, Pedro Gual, Ángel
Quintero y Pedro José Rojas, encabezaban fracciones antagónicas dentro
de un bando político seriamente dividido.
Sin recursos económicos suficientes para mantener
un presupuesto regular o para la organización de un Ejército
capacitado, Páez contrajo deudas con prestamistas de Inglaterra,
tratando de conseguir recursos económicos para superar la difícil
situación fiscal, pero al hacerlo aceptó condiciones de franca
desventaja para el país y, al confiar el manejo de aquellos fondos a
representantes y comisionados inescrupulosos, desacreditó totalmente su
régimen y propició su salida del poder.
Los federalistas, en cambio, ganaban
fuerza día a día ante la deserción de importantes contingentes «godos» y
por la acertada actuación de sus principales líderes, entre los cuales
se contaban Juan Crisóstomo Falcón, José Tadeo Monagas, José Eusebio
Acosta, Juan Antonio Sotillo, León Colina, Jorge Sutherland y Francisco
Linares Alcántara.
Además, la incorporación de Antonio Guzmán Blanco a la dirección de la guerra como jefe de operaciones del centro, dio mayor cohesión al movimiento, convirtiendo al mismo en una fuerza marcadamente dominante en todo el país.
Ante
la inminente victoria militar de las fuerzas de la Federación, tras
todas las muertes y la desolación que dejó la guerra, los representantes
de Falcón y Páez se reunieron a
puertas cerradas y convinieron establecer la paz y convocar una Asamblea
Nacional, la cual estaría conformada por 80 miembros, de los cuales la
mitad sería elegida por el jefe supremo y la otra mitad por el
presidente Provisional de la Federación, ante quienes renunciaría Páez
para facilitar el nombramiento de un Ejecutivo transitorio.
El Tratado también determinó
el cese definitivo de las hostilidades, así como la prohibición de
nuevos reclutamientos y propició la formación de brigadas de orden
público destinadas a impedir cualquier brote de violencia. La firma del
Tratado de Coche, después de una contienda civil tan prolongada y
sangrienta, en la cual destacó primordialmente la participación popular,
significó la apertura de un nuevo horizonte histórico para el país, al
adoptarse la orientación federalista que tendría el gobierno nacional a
partir de entonces.