En 1961 se produce un levantamiento cívico-militar contra el gobierno de
Betancourt, en el Cuartel Pedro María Freites de Barcelona, Edo.
Anzoátegui.
Estuvo liderado por el Mayor Luis Alberto Vivas y los Capitanes Rubén Massó, José Gabriel Marín y Tesalio Murillo, entre otros, pero a pesar de que no pudieron lograr el respaldo de otras guarniciones, capturaron al Gobernador Rafael Solórzano y al Sec. Gral. de gobierno, Carlos Canache Mata; tomaron la sede de AD, el comando de Policía de Pto. La Cruz y algunas radioemisoras, por algunas horas.
Conocido como El Barcelonazo, éste fue uno de los capítulos más atroces de la historia de los derechos humanos durante el gobierno de Betancourt, porque la represión que ejecutaron sus tropas dejó 50 heridos y 30 muertos, entre los cuales se cuentan 19 insurgentes fusilados.
Estuvo liderado por el Mayor Luis Alberto Vivas y los Capitanes Rubén Massó, José Gabriel Marín y Tesalio Murillo, entre otros, pero a pesar de que no pudieron lograr el respaldo de otras guarniciones, capturaron al Gobernador Rafael Solórzano y al Sec. Gral. de gobierno, Carlos Canache Mata; tomaron la sede de AD, el comando de Policía de Pto. La Cruz y algunas radioemisoras, por algunas horas.
Conocido como El Barcelonazo, éste fue uno de los capítulos más atroces de la historia de los derechos humanos durante el gobierno de Betancourt, porque la represión que ejecutaron sus tropas dejó 50 heridos y 30 muertos, entre los cuales se cuentan 19 insurgentes fusilados.
Una vez derrotada la insurrección de Barcelona, los cuerpos de
seguridad del Estado, en especial el Servicio de Inteligencia de las
Fuerzas Armadas (SIFA), iniciaron una serie de labores en Barcelona,
Monagas, Maturín, La Guaira y Ciudad Bolívar, con el fin de “comandar
grupos para lanzar bombas, volantes y a conducir autos con altoparlantes
para alarmar y confundir a la población…”
Posterior a esta insurrección, en el año 1962 ocurrieron otras como
El Carupanazo y el Porteñazo. Aunque todas fueron derrotadas por el
Gobierno, el surgimiento y detonación de éstas dejo claro el profundo
descontento que existía en el país no solamente por parte de un
considerable grupo de las Fuerzas Armadas, sino también dentro de la
población que fue perseguida, desaparecida, encarcelada, torturada y
asesinada por el criminal gobierno de Rómulo Betancourt.
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