En la madrugada del 4 de febrero de 1992 un despliegue de comandos se
sublevaron simultáneamente en Maracaibo, Caracas, Valencia y Maracay,
dirigidos por el Tte. Cnel. del ejército Hugo Chávez Frías, líder del
Movimiento Bolivariano Revolucionario 200.
Las posibilidades de un derramamiento de sangre innecesario, impidieron materializar la destitución de las principales autoridades gubernamentales y los militares rebeldes se rindieron.
Las posibilidades de un derramamiento de sangre innecesario, impidieron materializar la destitución de las principales autoridades gubernamentales y los militares rebeldes se rindieron.
El país fue testigo de una alocución
televisiva que no sólo buscó paralizar las acciones armadas y apaciguar a
la población, sino que transmitió un mensaje que retumbó en el
imaginario colectivo como un reto para el futuro, dándole cara y
palabras al sentir de un pueblo insatisfecho con la dirección que
llevaba el país, inmerso en la corrupción, la entrega a las
transnacionales petroleras, una deuda externa contraída ilegalmente, la
pérdida de soberanía nacional y la decadencia moral de sus
representantes.
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