El 2 de Junio de 1813, se libra la Batalla de Niquitao, enfrentamiento entre
el ejército libertador al mando de José Félix Ribas y Rafael Urdaneta y
una columna española Comandada por Martí. Fue una de las siete
batallas que conformaron la denominada Campaña Admirable y la primera
batalla que dirigía y ganaba José Felix Ribas.
Para el amanecer de 2 de Julio de 1813, día de la batalla, la primera división de Infantería del ejército Tísca, comandada por Martí, tenía puesta su avanzada, a una lengua de Niquitao, estando situado el cuartel general del enemigo en el sitio de la Vega, las avanzadas del ejército patriota, a su ves, van a reconocer las posiciones de combate del enemigo, y se colocan en sitios estratégicos.
Para el amanecer de 2 de Julio de 1813, día de la batalla, la primera división de Infantería del ejército Tísca, comandada por Martí, tenía puesta su avanzada, a una lengua de Niquitao, estando situado el cuartel general del enemigo en el sitio de la Vega, las avanzadas del ejército patriota, a su ves, van a reconocer las posiciones de combate del enemigo, y se colocan en sitios estratégicos.
Con Rivas a la cabeza, la división
marcha con el orden debido, y a las nueve de la mañana se avisa al
ejército contrario, compuesto de ochocientos hombres bien armados. Unos
minutos más tarde comienza el combate y en medio del fuego vivísimo de
los realistas, que sostenían su formidable posición, aunque ello no era
obstáculos para que por la impavidez de las tropas patriotas siempre se
ganase terreno hasta el punto de estar casi frente a frente, lo que se
hubiera realizado si no es porque el enemigo abandona los primeros
puntos que tenia tomados y se retira a ocupar posiciones previstas de
mayor importancia, cubierta de peñas bastante infraguables, donde
aseguraban que las tropas patriotas, caso de penetrar allí, serían
barridos por el fuego español, lo que no se llevo a efecto a pesar de
que se tomo dicha posición con tropas que prefiriendo la muerte a la
deshonra se cubrieron de gloria en aquella memorable fecha.
Junto a los triunfos en las batallas de Betijoque, el 4 de junio y de Agua de Obispo, 18 de junio de ese mismo año, no hubiese sido posible éste importante triunfo que abrió a El Libertador la puerta del centro del país.
Junto a los triunfos en las batallas de Betijoque, el 4 de junio y de Agua de Obispo, 18 de junio de ese mismo año, no hubiese sido posible éste importante triunfo que abrió a El Libertador la puerta del centro del país.
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