miércoles, 15 de mayo de 2013

Derrotado Antonio Nicolás Briceño Abogado, Coronel y Prócer de la Independencia.

En 1813 el abogado, coronel y prócer de la independencia, Antonio Nicolás Briceño, es derrotado por el realista José Yáñez en las montañas de San Camilo.

 Al igual que muchos de sus contemporáneos, Nicolás Briceño nutrió su formación intelectual con los estudios de los clásicos griegos y latinos, ingleses, franceses y españoles, lo que enriquecerá con las ideas de los filósofos que en Francia defendían los derechos humanos y el régimen liberal.

Sus convicciones políticas le llevan a establecer amistad con los caraqueños que comulgan con los principios revolucionarios. Esto le hace participar en las conspiraciones de 1808 y 1810, sufre persecuciones, cárcel y confinamiento. No obstante, todo lo anterior no le impidió tomar parte en todas las actividades que siguieron al 19 de abril de 1810, viajando a Mérida y Trujillo con el fin de formar conciencia republicana.

Por tanto debido a su intensa actividad en pro de la Independencia, resultó electo al Congreso Constituyente de 1811 por Mérida. Asimismo, fue uno de los firmantes del Acta de la Independencia, el 5 de julio de 1811; secretario interino del Congreso y el 21 de marzo de 1812 fue elegido miembro suplente del Ejecutivo Federal. Cuando Francisco de Miranda asume en 1812 el mando como Generalísimo, Briceño se desempeña como fiscal militar y realiza su primera campaña militar al perseguir a Eusebio Antoñanzas y luchar contra éste en Camatagua.

Fue uno de los firmantes del Acta del 5 de Julio y al comenzar la guerra, el Coronel Briceño actuó como hombre de confianza del generalísimo Francisco de Miranda. La Capitulación de 1812 lo lleva al destierro. Va a Curazao y de allí pasa a la Nueva Granada. En 1813 elabora un plan de acción en Cartagena que era una especie de «Proclama de guerra a muerte».

En las montañas de San Camilo fue apresado por los realistas y murió fusilado el 15 de junio de 1813, en la Ciudad de Barinas. Ese mismo día Bolívar dictaba en Trujillo su famoso «Decreto de Guerra a Muerte». Su cabeza fue exhibida en el camino hacia San Cristóbal, y su mano derecha la enviaron a La Victoria.

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